miércoles, 30 de julio de 2008

Hace unos días caminando vi una niña-mujer que hace unos años fue alumna mia,
estaba con su hija. Se veian hermosas, ese momento me lleno de orgullo. De ahi surgio esto:


Una mujer que reconozco como la alegre, resplandeciente y expresiva niña que prefería la danza al inglés, se duplica en la diminuta, compinche, mágica pequeña que alza en uno de sus brazos.

El gigante rojo aparece estrepitosamente en la calle gris silencio de la siesta y ellas se miran en mutua complicidad, alegría compartida. Agitan sus manos traviesas, juguetonas y rápidas cambiando el aire como colorido papel picado en carnaval. La blancura de sus collares de perlas asoma entre sus carcajadas que se reflectan a través de los ojos retrovisores de la bestia.

Se inmoviliza momentáneamente para engullirlas camino hacia un destino impreciso para mi. Desde abajo veo como lo alimentan con monedas y buscan un asiento. Ese recreo perenne logró menguar la agitada marcha del vehículo animal que se acercó deteniendo sus pasos transitoriamente.

2 comentarios:

Paseando por tu nube dijo...

Te entiendo, yo, hoy me recreo ensimismada admirando a mi hija y a mi nieta, son mi orgullo y una gran parte de mis ganas de vivir.
Un beso bien grandote

Anacronista dijo...

Creo que debe ser un gran sentimiento encontrarte con alguien de tu pasado; una persona en la que sabes que de alguna manera influiste...

La canción de Ismael hace algunas entradas no la conocía y es muy hermosa. Gracias.

Excelente espacio.

Un beso.