domingo, 27 de julio de 2008



28 de Julio, 2008….les voy a contar una historia. Esta es una de mis historias.
Bueno resulta que hace precisamente 2 años, un día como hoy…me levanto me preparo mi cafecito con leche con tostadas y voy al médico. Esteban,con una sonrisa reconfortante me dice que está todo en orden, que si durante el día tenía algún dolor lo llame. Me fui, tranquila…con la serenidad que me caracteriza en estos momentos.
Pasé a retirar a Flor (mi hija) a la escuela y juntas fuimos a buscar Gonzalo, a mi marido, al negocio. Ya los tres mosqueteros unidos, decidimos ir a comer unas milanesas a la napolitana a “Franz y Peppone”, un viejo restaurante de la ciudad que pusieron hace ya unos cuantos años un alemán y un italiano. Ahora lo regentean los hijos del mediterráneo.
Esa tarde fui a visitar a mi abuela, que había sido operada de cataratas, a tomar mates con mi mamá y más tarde casi entrada la noche acompañé a mi papá a comprar unos frentes de placares para su casa. Fue allí donde comenzaron los dolores. Fuertes, cada vez más fuertes. Entonces le digo que me sentia dolorida, que quería volver y así lo hicimos.
Cuando llegué a casa le cuenté a mi mamá de mis malestares en la panza que se ponía intermitentemente dura. Llamé a Esteban, y me dijo que vaya urgente a la clínica donde habíamos convenido, el no estaba pero llegaría pronto.
Sabiendo que al llegar todavía él no estaría, decidí entrar a bañarme. Pero el insistente Esteban llamó para asegurarse de que la extremadamente lenta paciente se apresurara, habló con mi Papá, le dijo que me dejara de bañar y que vaya urgente…que no llegaba.
A las 20.05 llegué al lugar establecido, inclusive antes que el acelerado cirujano. Me revisan, las enfermeras ponen cara de tierna circunstancia, le dicen a Gonza que busque mis cosas con apuro, que sino no hacía a tiempo. Mientras él se ocupaba de mi ropa y mis pertenencias llega Esteban buscándome desesperado. Creo que siempre lo guardaré en mi retina vistiendo esa abrigada campera a cuadros y una extraña cofia de cirugía que traía puesta.
Me mira, me acompaña al baño teniéndome el suero y mantenemos este dialogo:
- Gordita…ya estamos, ¿cómo te sentís?
- Bien, creo que bien, pero me duele la espalda.
- Me asuste creí que la de adentro eras vos. Que había llegado tarde.
- Dejate de joder, yo no hago tanto escándalo. Si me duele un poco más me pones algo que me calme.
- Ya es tarde, ya entramos.
- ¿Ya? Pero todavía no llegó Gon!
- Recién llegó, ya está preparado.
Y ahí lo vi entrar, con un camisolín, un barbijo y cofia. El hombre de mis sueños, mi reflejo en el espejo sus ojos me sonrieron y me sentí aun más calma. Ya había llegado el momento, me dio la mano y entramos a la sala de partos.
Ya eran las 21.08, y nació ella, mi segunda hija. Carola, la dulce Carola.

4 comentarios:

K@ri.- dijo...

es una dulce historia, como tu dulce carola!!!
piel de pollo!
FELIZ CUMPLE a tu princesita!
a D I S F R U T A R !!!!
TKM
K@RI.-

Rodolfo Serrano dijo...

Un beso muy fuerte!!!!!

Felipe dijo...

Yo tengo dos hijas de 16 y 10 años.
Con los dos nacimientos acompañe a mi mujer, tanto en las dolorosas dilataciones con goteo incluido, como en el paritorio, al lado de la matrona.Maravilloso.No se puede describir la sensación al ver un ser tan pequeño e indefenso asomarse a la vida, aquellas cabezas, como tapón de corcho de una botella de cava, salir de su cobijo y luego vinieron las lágrimas de felicidad de ambos y el apretón de manos. Lo hemos conseguido, es nuestro más fiel legado, y un te quiero y un beso.
Impresionante.
Gracias por recordarmelo.
Feliz cumpleaños.
Un saludo

Francisco Álvarez dijo...

yo tambien te mando un beso desde santiago.
Gracias por visitarme.

¿Sabias que lo besos que pasan la cordillera y no se congelan, es por que algun dia se encontraran?