miércoles, 26 de noviembre de 2008

Los sueños, sueños son?

Pocas veces solía recordar mis sueños,
pero desde hace alrededor de un mes
sueños siempre
con la misma persona.
No importa que situación sea,
siempre aparece pidiendo fuego,
siendo mi cliente de interpretación,
hasta vestido de Ricky Martin
cantando con Marta Sanchez.
¿Que será?
¿Alguien me puede dar una pista?

domingo, 23 de noviembre de 2008

HERMANOS

Hermanos…
tengo más de los que sé,
y muchos menos de los reales,
de los de sangre o apellido.

Hermanos,
tengo justos los necesarios,
con los que iba el domingo
al cine Belgrano,
los de las vacaciones
en Mar del Plata,
en una camioneta Fiat
que veo mas pequeña con los años.

Hermanos. . .
los que siempre veían a los reyes
mientras yo dormía.
Los que eran mi parte masculina
en el tango,
o en el dúo Pimpinela,
con una hombría tan grande
como insipiente.

Hermanos…
con los que compartía
hasta las penitencias
o los cassettes de virus
y el grabador.
Los de las caminatas
en la playa,
y la venta de broches.

Hermanos…
los de “sábado taquilla”
en el living de Juan XXII.,
de idas y venidas,
amores y odios,
tableros y reglas T.
De libros recomendados,
robados y dueños enojados.

Hermanos,
tíos de mis hijos
padres de mis sobrinos.
Amigos de pactos de sangre,
hechos sin hacer.
Poseedores secretos
divulgados o cayados.

Hermanos,
tengo más de los que sé,
y muchos menos de los reales,
de los de los de sangre o apellido.

Hermanos…
hermanos, tengo 3.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

MUJERES

La últimas palabras de mi bisabuela antes de morir fueron con mi mamá. Mi mamá le decía que hiciera fuerza, que no se vaya, que todavía tenia que conocer a su bebé que estaba por nacer.Ella respondió, con la mirada, que aunque quisiera ya no podía y así fue.
Mi mamá tuvo que salir corriendo con su panza de poco más de 8 meses tras el coche de mi abuelo, que de casualidad la vio al doblar la esquina. Con semejante pre parto, algo tenía que pasar. Y así fue, una dejo la vida y yo llegué, llenando de sonrisas la cara de mi mamá que ya había perdido cuatro embarazos, y este era de no muy buenas predicciones.
La mía es una familia muy matriarcal, dónde las mujeres cumplimos un papel colosal, no es que los hombres no lo cumplieran, pero la vida los ha llevado por diferentes rumbos.
Mi bisabuelo venido de la guerra, sufría a su modo y se refugiaba en el alcohol, el violín y la trompeta, de él heredé yo la pasión por los idiomas de los cuales hablaba 7 y apenas escribía el alemán. Dicen que era un tipo noble, sensible, de los que lloraban cuando se les moría un cerdo. Mientras mi bisabuela se encargaba de comenzar a hacer los chacinados.
En cambio mi abuelo refugiaba sus penas y sus alegrías en el trabajo. Hombre de pocas palabras, pero cuando las pronunciaba hacían eco. Jugaba al futbol y hacia boxeo. De la música sólo le gustaba bailarla al compás de las caderas de mi abuela. Que caderas! De esas que perdían los ojos de cualquier espectador, al igual que sus ojos. Mi abuelo también enloqueció de amor por la única hija del extraño matrimonio del que ya les hablé. En un plazo de dos años, el destino los llevó de un mismo país (hoy Servia), a Buenos Aires, juegos del azar, milagros de la vida. Y allí se conocieron unos 17 años más tarde.
El caso es que la rubia mas cautivante del planeta, se casó con al arduo trabajador, era un buen partido y además encantador. Su matrimonio los llevo por eternos subibajas económicos, pero el amor siempre iba en alza. Hasta que un día llegó lo inesperado, la fabrica cementera para la que el trabajaba lo trasladaba a Zapala. Y el se lo comunico de la siguiente manera: “ En una semana nos mudamos a Zapala, es la única forma que tenemos de progresar” . La primera reacción de mi abuela fue buscar un mapa y después lloró por más de un mes, primero por el destino que le esperaba y después por extrañar al padre de sus hijos, que ya se había ido sin ella. Y de tanto extrañar, junto coraje y se fue a poblar la Patagonia.
La suerte de mi madre, fue un tanto diferente. Conoció a mi padre a la entrada de un espectáculo de aquella época. Él cortaba las entradas, ella pertenecía a una de las familias de más renombre y prestigio de la ciudad. El tema, es que ella también murió de amor por el canalla. Después de dos años de casados, con varios embarazos perdidos, y una reciente panza ella descubrió que el no era lo que decía. Y un día simplemente volvió de trabajar y se encontró una casa sin muebles, sin cuadros, sin ropa, sin vajilla y sin marido. Pero lo más triste es que se había llevado también sus sueños, sus proyectos, su hogar.
Pero esta familia de amazonas europeas, no se rindió y fue por esos meses que el techo en la casa de mis abuelos, acobijo a estas tres mujeres expectantes de la niña que venía en camino. Esa niña era yo. Lástima que mi bisabuela no pudo alzarme en sus brazos. Y ver que los años en Argentina le daba una bisnieta de nombre autóctono, Andina.
No todos tenemos una familia como ésta. Si olvidaba contar esta historia, sería una autentica idiota. Si no me alimento a mi y mis hijas de esta tradición, me estoy perdiendo algo. Somos extraños, pero tiernos, sin maldad, cada uno hace las cosas lo mejor que puede. Con todo este pasado, algo tiene que pasar. Y todo se prolonga en mis hijas, seguramente. Pero eso es digno de otro relato.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Si supieras que los milagros pueden ocurrir.
Si supieras que sólo basta con que desees algo
mucho, mucho y de buena fe.
Si supieras que sólo depende de vos,
de tus energías, de tu voluntad...
¿Que milagros pedirias?

viernes, 7 de noviembre de 2008

Lo que el viento no se llevó


A decir verdad este año, no ha sido de los mejorcitos. Lleno de inquietudes extrañas y dudas invasivas. Sin embargo, la alternativa de salir corriendo, ocultar la cabeza bajo la tierra o huir a una isla desierta no duró nunca por mucho tiempo en mi cabeza alborotada. Siempre traté de cargar los pulmones de aire, madurar, armarme de fuerzas y buenas intenciones, analizar una vez más la hoja de ruta, y reemprender el camino.

No dudar. No detenerme. Nunca más perder el rumbo… nunca más?Quizás sí, lo que no me permito es retroceder, dar pasos atrás. Ya no. No aceptaré excusas.
Ayer leí que “la vida es un estado transitorio, un camino sin retorno, una aventura fugaz, miserablemente breve, caprichosa y egoísta… que sólo nos ofrece una oportunidad. Si no la aprovechamos, nadie lo hará por nosotros. Es hoy o nunca. Y cuando llegue el invierno y los días sean muy cortos, fríos y oscuros, cuando ya no haya tiempo de volver atrás… no quiero arrepentirme de lo que no hice, de lo que no dije, de lo que no di. No quiero añorar lo que no viví.”

Con esto no pretendo que mi vida se convierta en una eterna primavera, saturada de aroma a flores, sabores de lluvia de verano, caricias de brisa que te rozan la cara y colman el alma, paisajes del extranjero, atardeceres románticos, puestas de sol en la playa… Ni pretendo que siempre huela a jazmines, a aire de montaña, a tierra mojada por la lluvia. Ni que siempre los días soleados derroten a los nublados. Ni ser amiga de todo el mundo.

Con esto no pretendo despertar simpatías, regalar sonrisas, prolongar abrazos. Ni que tu faro deje de guiarme por un segundo. Ni que tenga sabor a helado de dulce de leche y chocolate, que nada ni nadie amargue su sabor. No. Con esto de verdad no pretendo alcanzar la luna con mis besos, ni tapar el sol con las manos.

Sin embargo, si pretendo que el silencio se haga audible, lleno del rumor del mar, o de susurros de viento, de carcajadas. Madrugar cada día a tu lado con quimeras renovadas, darle un beso a la vida, sonreír al mundo, que Flor y Lola le contagien la risa a la fortuna. Sí pretendo que nunca me falten en la alacena los vinos, las charlas y tus caricias.

Sí pretendo no necesitar de pretextos para ser feliz, hacerme amiga de la nostalgia y así no darle motivos para que quiera vencerme. Sí pretendo tomar clases del pasado, disfrutar el presente, soñar el futuro, seducir al destino y disfrutar las casualidades que se convierten en causalidades. Sí pretendo esconder tesoros dentro de tus sueños y que nunca falte un pirata atrevido que los pretenda.
Quizás sea ambiciosa, porque sí pretendo lograr ver lo que el viento no se llevó después del huracán. Lo que dentro de mí queda. Lo que ya nadie me puede quitar…… y mirar en mi interior y sentirme en paz.

martes, 4 de noviembre de 2008

Algunos días

Hoy despierto
y veo estos días
sin color alguno
que van recobrando
poco a poco sus matices.
Una pincelada
de tu confianza,
un brochazo de caricias,
otra pincelada
de tu amor, de tus abrazos
y trazos
de una amistad que se forja
a la distancia.
Hoy despierto,
y veo estos días
sin color alguno,
y me doy cuenta,
reacciono,
estos días se pintaron
quizás de gris,
pero al fin y al cabo
el gris también
es un color,
ni más lindo
ni más feo que otros.
Es solo un color más,
que pinta a brochazos,
pinceladas, salpicaduras
los trazos coloridos
de ésta, mi vida.