A veces la vida parece
no dar revancha.
Te pide la otra mejilla
para torturarla a bofetadas.
Es injusta, paciente,
acechadora
y en el primer descuido
te sorprende agazapada,
y te devora y abandona
o viceversa,
te abandona y te devora.
Para ser honesta, esta no era mi intención de hoy. Yo quería escribir algo, que le de la certeza a la gente que me quiere, de que pronto voy a estar mejor. Yo quería escribir algo que me recuerde a mi amigo con alegría. Yo quería escribir sobre el día que me presentó a Gon, o del día que nos invitó a su cabaña en Miramar, o de aquel en Aquasol, o las caricias a mi panza embarazada en el lago, o del día que abrí las cortinas de la casilla rodante y lo vi afuera, sentado esperando que nos despertemos.
En fin, yo quería escribir algo que me diera la esperanza de que aunque nada va a volver a ser lo que era, va a haber algun día que cómo dice el cantautor "algo te eriza la piel y te rescata del naufragio".
Yo quería escribir, pero hoy no pude. Igual voy a seguir intentando.