miércoles, 19 de noviembre de 2008

MUJERES

La últimas palabras de mi bisabuela antes de morir fueron con mi mamá. Mi mamá le decía que hiciera fuerza, que no se vaya, que todavía tenia que conocer a su bebé que estaba por nacer.Ella respondió, con la mirada, que aunque quisiera ya no podía y así fue.
Mi mamá tuvo que salir corriendo con su panza de poco más de 8 meses tras el coche de mi abuelo, que de casualidad la vio al doblar la esquina. Con semejante pre parto, algo tenía que pasar. Y así fue, una dejo la vida y yo llegué, llenando de sonrisas la cara de mi mamá que ya había perdido cuatro embarazos, y este era de no muy buenas predicciones.
La mía es una familia muy matriarcal, dónde las mujeres cumplimos un papel colosal, no es que los hombres no lo cumplieran, pero la vida los ha llevado por diferentes rumbos.
Mi bisabuelo venido de la guerra, sufría a su modo y se refugiaba en el alcohol, el violín y la trompeta, de él heredé yo la pasión por los idiomas de los cuales hablaba 7 y apenas escribía el alemán. Dicen que era un tipo noble, sensible, de los que lloraban cuando se les moría un cerdo. Mientras mi bisabuela se encargaba de comenzar a hacer los chacinados.
En cambio mi abuelo refugiaba sus penas y sus alegrías en el trabajo. Hombre de pocas palabras, pero cuando las pronunciaba hacían eco. Jugaba al futbol y hacia boxeo. De la música sólo le gustaba bailarla al compás de las caderas de mi abuela. Que caderas! De esas que perdían los ojos de cualquier espectador, al igual que sus ojos. Mi abuelo también enloqueció de amor por la única hija del extraño matrimonio del que ya les hablé. En un plazo de dos años, el destino los llevó de un mismo país (hoy Servia), a Buenos Aires, juegos del azar, milagros de la vida. Y allí se conocieron unos 17 años más tarde.
El caso es que la rubia mas cautivante del planeta, se casó con al arduo trabajador, era un buen partido y además encantador. Su matrimonio los llevo por eternos subibajas económicos, pero el amor siempre iba en alza. Hasta que un día llegó lo inesperado, la fabrica cementera para la que el trabajaba lo trasladaba a Zapala. Y el se lo comunico de la siguiente manera: “ En una semana nos mudamos a Zapala, es la única forma que tenemos de progresar” . La primera reacción de mi abuela fue buscar un mapa y después lloró por más de un mes, primero por el destino que le esperaba y después por extrañar al padre de sus hijos, que ya se había ido sin ella. Y de tanto extrañar, junto coraje y se fue a poblar la Patagonia.
La suerte de mi madre, fue un tanto diferente. Conoció a mi padre a la entrada de un espectáculo de aquella época. Él cortaba las entradas, ella pertenecía a una de las familias de más renombre y prestigio de la ciudad. El tema, es que ella también murió de amor por el canalla. Después de dos años de casados, con varios embarazos perdidos, y una reciente panza ella descubrió que el no era lo que decía. Y un día simplemente volvió de trabajar y se encontró una casa sin muebles, sin cuadros, sin ropa, sin vajilla y sin marido. Pero lo más triste es que se había llevado también sus sueños, sus proyectos, su hogar.
Pero esta familia de amazonas europeas, no se rindió y fue por esos meses que el techo en la casa de mis abuelos, acobijo a estas tres mujeres expectantes de la niña que venía en camino. Esa niña era yo. Lástima que mi bisabuela no pudo alzarme en sus brazos. Y ver que los años en Argentina le daba una bisnieta de nombre autóctono, Andina.
No todos tenemos una familia como ésta. Si olvidaba contar esta historia, sería una autentica idiota. Si no me alimento a mi y mis hijas de esta tradición, me estoy perdiendo algo. Somos extraños, pero tiernos, sin maldad, cada uno hace las cosas lo mejor que puede. Con todo este pasado, algo tiene que pasar. Y todo se prolonga en mis hijas, seguramente. Pero eso es digno de otro relato.

9 comentarios:

K@ri.- dijo...

wow!!! que historia, impactante, tremenda como vos!
familia de grandes mujeres, de esas que pasan por la vida siempre dejando increibles huellas!
insisto, lo que se hereda no se roba!
sos una gladiadora , esta en tus genes, corre x tu sangre eso!
y va a ser siempre asi!
Seguramente Flopi y Lola empezaran a mostrar de a poco a su corta edad la revolucion ansestral que cargan !
un besotote
te quiero muy mucho.
k@ri.-

Luis Cano Ruiz dijo...

Una historia de las de bandera, las cuales no deben olvidarse y siempre marcan a cada decisión importante que has de tomar.

Gracias por compartirlo con nosotros.

juan david dijo...

"Me han estremecido un montón de mujeres, mujeres de fuego, mujeres de nieve" dijo el poeta...
Nadie distinto a vos podria ser heredera de esta historia, matriarcas, hermosas, MUJERES.

Anónimo dijo...

Me gustó saber más de ti. Muchísimo.
En las mujeres está la vida. No hay nada más hermoso.
Un beso muy grande, amiga y que te vaya bonito.
Gracias por compartir recuerdos.

San dijo...

Que historia la de tu familia!!! poblada de grandes y largas historias. Me emocionó.
Que fuerza que se ve tenían y tienen las mujeres de tu familia, Que lindo ser mujer!
Te mando un beso, aunque no te conozco personalmente, uno conoce muchas veces a las personas por como escriben.
Gracias por visitar mi blog, soy nueva en ésto, hay muchas cosas que no se como se hacen pero voy aprendiendo.
nos estamos viendo... o visitando...
San

Pancho Ramirez dijo...

si YOOOO el sosten de tus caidos MIMOSA..la manteca de cacao para tus labios partios GUAPA..el REY en el ajedrez que hasta la reina da su vida para que no me jaqueen MUÑECA..tu chocolate ese que queda en el paladar GOLOSA...EL perfume que usas llamado DESEO A MONOTRIBUTO...JUGUETONA y mas y mucho mas a saber pronto...si YO la HUMILDAD y MODESTIA que da envidia REGALONA

Andina dijo...

Monotributo, me causó mucha gracia tu comentario.
Ya me consegui la manteca de cacao para mis labios partidos, el REY en mi ajedrez. mi chocolate ese que me queda en el paladar. Te lo agradezco, en otro montributo será.

Martín dijo...

Me gustó la historia.

Ella dijo...

Me alegra que puedas compartir con nosotros tu historia, todo lo que fuimos es parte de lo que somos, Besos