domingo, 20 de julio de 2008
sábado, 19 de julio de 2008
Sueños
Playa nocturna,
impasible,
solitaria;
Espejo que descubre
los reflejos
de nuestros sueños
circunflejos.
Palpamos,
noches serenas
de mieles tristes,
delirio amado
cómo naufragos
presurosos.
Nos sabemos,
ocaso eterno,
semilla de esperanza
de nuestros sueños,
circunflejos.
impasible,
solitaria;
Espejo que descubre
los reflejos
de nuestros sueños
circunflejos.
Palpamos,
noches serenas
de mieles tristes,
delirio amado
cómo naufragos
presurosos.
Nos sabemos,
ocaso eterno,
semilla de esperanza
de nuestros sueños,
circunflejos.
viernes, 18 de julio de 2008
85 PERSONAS CUMPLEN 14 AÑOS MENOS
En este país acostumbrado a olvidar,
hay gente que no olvida.
a 14 años del atentado a la
AMIA
martes, 15 de julio de 2008
Del otro lado
Vereda,
gris,
gélida,
intrasferible.
Tu timidez
convertida
en torbellino
delimita
nuestra frontera.
Yo observo
impaciente
el temblor
del pecho
como
repiqueteo
de corriente
callada.
Andina
gris,
gélida,
intrasferible.
Tu timidez
convertida
en torbellino
delimita
nuestra frontera.
Yo observo
impaciente
el temblor
del pecho
como
repiqueteo
de corriente
callada.
Andina
lunes, 14 de julio de 2008
Escuelas rurales
En Argentina alrededor de 900 mil chicos estudian en establecimientos ubicados en parajes inhóspitos, en escenarios de desiertos, montañas, llanuras. Escenarios inundados o abrumados de sequías.
Los docentes de las 13 mil escuelas rurales ubicadas en las más diversas partes del país, cuentan con muy poca ayuda para acercar la enseñanza a sus alumnos, en su mayoría en situación de extrema pobreza. Sin embargo vuelcan mucho más que su conocimiento en esas aulas carentes de recursos.
Frente a un Estado "ausente" y con maestros en condiciones laborales paupérrimas, graves problemas de infraestructura, escasez de servicios, de útiles escolares, de materiales didácticos estos espacios cumplen un rol mucho más q educativo.
Estas escuelas, muchas veces perdidas en medio de la nada, se asoman como la única alternativa para que varios niños se encuentren, aprendan, accedan al conocimiento y puedan desarrollar sus propios proyectos. Estos lugares no sólo les enseñan a leer y escribir, sino a compartir lo poco que hay. Por ejemplo, hay chicos que van a la escuela por la mañana y prestan sus zapatillas a los alumnos que estudian por la tarde".
Sin dejar de mencionar el papel protector que estos establecimientos tienen, aunque llueva, nieve o brille el sol recalcitrante, los chicos van igual para no perderse la taza de leche –que más de una vez es apenas mate cocido– el pan y su plato de comida.
Los chicos que asisten a las escuelas rurales pertenecen a los sectores más pobres de cada zona y en su mayoría deben caminar o montar su caballos durante horas por caminos desolados, cruzar ríos, valles o montañas.
Los niños llegan exhaustos y hambrientos, condiciones que distorsionan el aprendizaje. Y a pesar de que debido a las distancias los niños duermen en las escuelas, las condiciones de albergue son mínimas. Y un alto porcentaje de los chicos en algún momento deben dejar de recibir educación debido a alguna enfermedad a causa de la desnutrición.
Ante semejante falta de atención por parte de los gobiernos de turno, quizás nosotros podamos colaborar aunque sea en una mínima parte. Hoy descubrí que en Argentina hay una asociación de padrinos de alumnos y escuelas rurales, supongo que debe haber en todos los países. Será cuestión de visitarlos y ver que se pueda hacer, no?
Los docentes de las 13 mil escuelas rurales ubicadas en las más diversas partes del país, cuentan con muy poca ayuda para acercar la enseñanza a sus alumnos, en su mayoría en situación de extrema pobreza. Sin embargo vuelcan mucho más que su conocimiento en esas aulas carentes de recursos.
Frente a un Estado "ausente" y con maestros en condiciones laborales paupérrimas, graves problemas de infraestructura, escasez de servicios, de útiles escolares, de materiales didácticos estos espacios cumplen un rol mucho más q educativo.
Estas escuelas, muchas veces perdidas en medio de la nada, se asoman como la única alternativa para que varios niños se encuentren, aprendan, accedan al conocimiento y puedan desarrollar sus propios proyectos. Estos lugares no sólo les enseñan a leer y escribir, sino a compartir lo poco que hay. Por ejemplo, hay chicos que van a la escuela por la mañana y prestan sus zapatillas a los alumnos que estudian por la tarde".
Sin dejar de mencionar el papel protector que estos establecimientos tienen, aunque llueva, nieve o brille el sol recalcitrante, los chicos van igual para no perderse la taza de leche –que más de una vez es apenas mate cocido– el pan y su plato de comida.
Los chicos que asisten a las escuelas rurales pertenecen a los sectores más pobres de cada zona y en su mayoría deben caminar o montar su caballos durante horas por caminos desolados, cruzar ríos, valles o montañas.
Los niños llegan exhaustos y hambrientos, condiciones que distorsionan el aprendizaje. Y a pesar de que debido a las distancias los niños duermen en las escuelas, las condiciones de albergue son mínimas. Y un alto porcentaje de los chicos en algún momento deben dejar de recibir educación debido a alguna enfermedad a causa de la desnutrición.
Ante semejante falta de atención por parte de los gobiernos de turno, quizás nosotros podamos colaborar aunque sea en una mínima parte. Hoy descubrí que en Argentina hay una asociación de padrinos de alumnos y escuelas rurales, supongo que debe haber en todos los países. Será cuestión de visitarlos y ver que se pueda hacer, no?
http://www.apaer.org.ar/
sábado, 12 de julio de 2008
La Ciencia de la Amistad.
(Fotografía- Gonzalo Delloro)
Recuerdo aquellos días de la infancia en los que el garaje de la que era casa en mi infancia era un corredor de niños. Mis hermanos y yo, cada uno con sus amigos pasábamos horas sin fin en el que para nosotros era el polideportivo más gigante de la ciudad.
No había reglas, excepto… “NO JODER”.
Mi mamá nos afueraba (es mi antónimo de encerrar) en ese garaje, todos juntos para que desarrollemos todo tipo de actividad recreativa que quisiéramos.
No había reglas, excepto…..”NO JODER”.
Bailábamos, practicábamos tomas disparatadas de karate, judo o que se yo que arte marcial inventado por nosotros mismos. Patinábamos, cantábamos, jugábamos a aquel viejo verdad-consecuencia. Respetábamos todas las reglas, excepto esa…
“NO JODER”!
¿Eran otros tiempos?
No sé….creo que nada de eso esté perdido.
En mi casa, en este momento están los amigos de mi hija Flor, Marcos y Valentina. Son amigos ya hace varios años, desde que tenían cuatro.
Media vida.
Eso sí es mucho para una amistad.
En invierno…..cantan, bailan, juegan al verdad consecuencia, escuchan música…(dios que enorme sacrificio el mío, la casa retumba por todos los rincones).
Me divierto mucho, entro al cuarto y veo a Marcos tocando una guitarra.
¿Qué que tiene eso de gracioso? La guitarra es una pala de playa. Y lo escucho acotar con una sonrisa: _¡Soy Paul McCartney!
¿No es genial el poder de la imaginación?
Escucho que mencionan el cuarto oscuro, también recuerdo ese juego, donde uno sale del cuarto, los otros se esconden y el que salió entra a oscuras tratando de encontrar a los otros que sigilosamente se van rotando de lugar.
En verano otro gallo cantaba. Siempre veraneábamos en la misma ciudad. Mi mamá nos llevaba a los 4 hermanos y mis 3 primos a la casa de mis abuelos, que vivían aun dos cuadras del mar. Pasábamos todo el día en la playa, y nunca faltaba algún que otro invitado.
Esas eran vacaciones.
Yo, en cambio no llevo tantos niños de veraneo, pero recurro a la pileta que queda en frente a mi casa. A veces mi mamá nos acompaña.
Alrededor de las 4.30 empiezan a llegar, con sus mayas, sus tablas, sus pelotas, sus gorras, sus ganas de romper aquella vieja regla….esa que dictamina “NO JODER”.
Hace años mantenemos este ritual, me hace bien ver a mis hijas crecer entre amigos. Verlos reír, crecer, aprender y compartir.
Sin lugar a dudas ésta es la mejor herencia que recibí de mi mamá.
P.D.: Me acaban de informar que inicia la guerra de almohadas, si alguien tiene refugio para mi y Lolita, aviseeee!
Recuerdo aquellos días de la infancia en los que el garaje de la que era casa en mi infancia era un corredor de niños. Mis hermanos y yo, cada uno con sus amigos pasábamos horas sin fin en el que para nosotros era el polideportivo más gigante de la ciudad.
No había reglas, excepto… “NO JODER”.
Mi mamá nos afueraba (es mi antónimo de encerrar) en ese garaje, todos juntos para que desarrollemos todo tipo de actividad recreativa que quisiéramos.
No había reglas, excepto…..”NO JODER”.
Bailábamos, practicábamos tomas disparatadas de karate, judo o que se yo que arte marcial inventado por nosotros mismos. Patinábamos, cantábamos, jugábamos a aquel viejo verdad-consecuencia. Respetábamos todas las reglas, excepto esa…
“NO JODER”!
¿Eran otros tiempos?
No sé….creo que nada de eso esté perdido.
En mi casa, en este momento están los amigos de mi hija Flor, Marcos y Valentina. Son amigos ya hace varios años, desde que tenían cuatro.
Media vida.
Eso sí es mucho para una amistad.
En invierno…..cantan, bailan, juegan al verdad consecuencia, escuchan música…(dios que enorme sacrificio el mío, la casa retumba por todos los rincones).
Me divierto mucho, entro al cuarto y veo a Marcos tocando una guitarra.
¿Qué que tiene eso de gracioso? La guitarra es una pala de playa. Y lo escucho acotar con una sonrisa: _¡Soy Paul McCartney!
¿No es genial el poder de la imaginación?
Escucho que mencionan el cuarto oscuro, también recuerdo ese juego, donde uno sale del cuarto, los otros se esconden y el que salió entra a oscuras tratando de encontrar a los otros que sigilosamente se van rotando de lugar.
En verano otro gallo cantaba. Siempre veraneábamos en la misma ciudad. Mi mamá nos llevaba a los 4 hermanos y mis 3 primos a la casa de mis abuelos, que vivían aun dos cuadras del mar. Pasábamos todo el día en la playa, y nunca faltaba algún que otro invitado.
Esas eran vacaciones.
Yo, en cambio no llevo tantos niños de veraneo, pero recurro a la pileta que queda en frente a mi casa. A veces mi mamá nos acompaña.
Alrededor de las 4.30 empiezan a llegar, con sus mayas, sus tablas, sus pelotas, sus gorras, sus ganas de romper aquella vieja regla….esa que dictamina “NO JODER”.
Hace años mantenemos este ritual, me hace bien ver a mis hijas crecer entre amigos. Verlos reír, crecer, aprender y compartir.
Sin lugar a dudas ésta es la mejor herencia que recibí de mi mamá.
P.D.: Me acaban de informar que inicia la guerra de almohadas, si alguien tiene refugio para mi y Lolita, aviseeee!
jueves, 10 de julio de 2008
¿Qué esconde el mar?
Qué esconde el mar
En sus lechos silenciosos
al morir 9 niños
por llegar a Almería?
Qué esconde el mar
en su olas embravecidas,
al mecer la anciana IV flota de Bush
deseosa de las venas de
joven América del Sur?
Qué esconde el mar
en cada una de sus gotas,
al vernos nosotros mismos
refractados en su espuma?
Qué esconde el mar,
además de siete años secos
si con nuestro retrato
su espejo se quiebra
en mil olas?
En sus lechos silenciosos
al morir 9 niños
por llegar a Almería?
Qué esconde el mar
en su olas embravecidas,
al mecer la anciana IV flota de Bush
deseosa de las venas de
joven América del Sur?
Qué esconde el mar
en cada una de sus gotas,
al vernos nosotros mismos
refractados en su espuma?
Qué esconde el mar,
además de siete años secos
si con nuestro retrato
su espejo se quiebra
en mil olas?
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